Si queréis terminar la semana con un plato sano y barato,
¿por qué no hacerlo con unos ricos mejillones?
A pesar del nombre de la receta, los mejillones (en general)
son un alimento que cuida muchísimo de nuestra salud. Tengo que reconocer que
me he estado informando un poquito. Sabía que los mejillones son sanos y fuente
de muchas vitaminas y nutrientes… pero no sabía que tanto. Así que he aquí mi
pequeña campaña “pro-mejillón”, jeje.
Por ejemplo, son abundantes en vitamina B, vitamina C, ácido fólico, hierro...
y especialmente abundantes en vitamina B12, que es esencial para la salud del
sistema nervioso, la formación de los glóbulos rojos y para el adecuado
crecimiento y desarrollo.
Además, los mejillones frescos ofrecen tanta cantidad de
proteína como la carne roja, pero con
mucha menos grasa, claro. De hecho, la
poca grasa que tienen es un ácido graso insaturado que todos conocemos ácido graso Omega-3. Estos ácidos, especialmente los que provienen
del pescado y del marisco, ayudan a proteger nuestro corazoncito… Así que creo
que os estoy dando motivos más que suficientes para comeros unos ricos
mejillones hoy mismo!
INGREDIENTES (para dos personas)
1 Kg. De mejillones frescos o pre cocidos.
1 Cebolla
Medio pimiento rojo y medio verde
2 Dientes de ajo
1 Hoja de laurel
1 Cucharada de Pimentón dulce y media de pimentón picante
o 2 cayenas
2 Cucharadas de harina
2 cucharadas de tomate
Sal
Esta receta me la enseñó hace poco mi suegra, Chelo, así que
se la dedico a ella, aunque desde luego, no pretendo llegar al nivel y al toque
que le dan las madres a todos los platos. Todo se andará ;)
En primer lugar, si los mejillones son pre-cocidos os
ahorráis este paso tan aburrido; si son frescos, como en mi caso, hay que limpiar bien las conchas. Podéis
hacerlo raspando con la parte opuesta del filo del cuchillo, con mucha
paciencia. También está la opción de tener un novio tan majo como el mío, al
que no le importe limpiar él solito un kilo de mejillones, ahí raspa que te
raspa.
Ahora viene lo bueno: ponemos los mejillones una cazuela y añadimos agua sin llegar a cubrirlos
del todo. Tapamos y ponemos a cocer. Una vez que los mejillones estén abiertos,
es momento de retirarlos del fuego. Si queda alguno cerrado, ya sabéis que hay
que tirarlo… Colamos el agua donde los hemos cocido y la reservamos.
Para la salsa, ponemos a pochar en una cazuela baja la
cebolla, seguida por ajo, el pimiento rojo y el verde. Añadimos una hoja de
laurel y dejamos que se sofría todo bien.
Una vez que esté todo bien pochado, añadimos las dos
cucharadas de tomate y las de harina. Movemos para que la harina se fría
también y ya por último incorporamos las cucharadas de pimentón y las cayenas.
El toque final es añadir el caldo de la cocción de los
mejillones (unos dos vasos). Dejamos cocer durante media hora aproximadamente y
al final pasamos la salsa por la batidora. En este momento es cuando tenéis que
probar y echar sal si queréis. El caldo de los mejillones suele estar salado, así
que puede que no necesitéis tocar la salsa más.
Esta quedará muy fina y con un sabor muy… diablo! Un consejito: si no os gusta muy picante, antes de pasar la
salsa por la batidora, quitad una de las cayenas.
Solo queda echar la salsa sobre los mejillones, darle un
golpe de calor, coged una barra de pan… y a mojar!
V.
Mmmm, creo que los voy a hacer este finde...
ResponderEliminarMe mandas a Rober para limpiarlos? ;)
Creo que Lucas puede hacer esa función ;)!!
ResponderEliminarque rico! uno de los mariscos que más me gusta y encima económico
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