martes, 5 de marzo de 2013

Caldo de pollo (caldo básico)

Hay cosas que es necesario saber hacer en esta vida porque uno nunca sabe qué puede pasar, dónde puede terminar, cómo, cuándo, etc. etc. (y muchos más etcs). Una de esas cosas que hay que saber hacer, además de coser un botón, chapurrear inglés y cuatro cosas más... es hacer un buen caldo, un caldo básico. ¿Por qué? Muchas razones: porque es barato, porque sirve para mil cosas, porque te saca de apuros, porque está rico rico, porque calienta el cuerpo, porque cura, porque reconforta, porque se puede hacer con ingredientes muy diferentes... En definitiva, que me parece tan lógico que cualquiera sepa (o pueda) hacerlo que no he dudado ni un momento a la hora de ponerlo como entrada en el blog.
No solo os animo a hacer caldos como base para sopas y cremas, sino también para muchos otros platos, como arroces, guisos... Es taaaan grande la diferencia entre comer un plato cocinado con caldo y comerlo cocinado con una pastilla "de esas" de caldo concentrado... (A ver, estas pastillitas están fenomenal, no lo dudo, pero no hay que abusar de ellas -por mucho que nos digan que están hechas con ingredientes naturales, sin grasas y sin mucha sal...-. Nos pueden sacar de muchos apuros y está claro que pueden alegrar cualquier plato, pero igualmente os animo a usar estos caldos como base, no lleva mucho tiempo y el resultado es tan bueno y sano que realmente merece la pena). 
Os dejo aquí mi caldo, que puede que sea como el de muchos de vosotros, pero que puede que no. Solo un último consejo: haceos con una olla exprés, por dios! Uno de los mejores inventos de la humanidad junto con el lavavajillas, la lavadora... ay!



INGREDIENTES (que pueden depender por completo de lo que en ese momento tengáis en la despensa):

3 puerros
2 zanahorias
1 patata
1 cebolla
2 cuerpos de pollo
1 trocito (o una punta, o un hueso) de jamón*
Un poco de sal (al gusto, claro)
1 poco de perejil
Agua en abundancia 
(un trocito de apio si os gusta también le va muy bien) a mi..no me gusta.

No tiene pérdida: ponéis todos los ingredientes en la olla exprés, lo cubrís todo con agua, cerráis y ponéis a fuego fuerte. Cuando suba el pivotito de la olla, bajáis la temperatura al mínimo y dejáis entre media hora y una hora. Si lo hacéis sin olla exprés, lo suyo es que se haga a fuego lento durante unas dos horas y media... o incluso tres.

Cuando está hecho, yo lo que suelo hacer es colarlo y meterlo en botes de cristal. Cuando se ha enfriado, lo guardo en la nevera y me dura un par de días o tres. Antes de usarlo le retiro la capa de grasa que queda en la superficie y le doy todo tipo de usos, pero sobre todo sopas y arroces. También podéis congelarlo, por supuesto, y tenerlo para cualquier improvisto. 
Espero haber contribuido con esto a que os animéis a hacer caldos en casa :)
V.




* En otra entrada os hablaré de quién nos proporciona tanto jamón rico... ;)

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