Esta es una de las recetas que entre mi familia y mis amigos siempre causa sensación. Cuesta muy poquito hacerla y los resultados son tan grandes y sobre todo tan ricos que no volveréis a comprar una pizza en la vida.
El truco es amasar muy bien la masa para que quede esponjosita y finalmente quede más crujiente. Atreveos con cualquier ingrediente. Podéis hacer también un cuadrante de cada tipo... Echadle todo lo que queráis y tengáis por la cocina, que seguro que queda buenísima.
- Para la Masa
400 gr. de Harina
200 gr. De agua
50 gr. De aceite
1 Cucharada de sal
1 porción de levadura fresca
- Y todo lo demás al gusto: tomate, queso, bacon, aceitunas, atún, orégano, etc., etc.
Comenzamos con la masa: mezclamos primero el agua y el aceite con la sal y removemos un poquito.
A
continuación añadimos la harina y la levadura y amasamos hasta que la masa esté
bien esponjosa. Dejadla en un plato tapada con un paño a temperatura ambiente
durante una media hora aproximadamente. Veréis que la masa, si está bien amasada, habrá aumentado de tamaño.
La extendemos en una bandeja de horno. Si
vais a utilizar un molde de pizza más pequeño que la bandeja que he utilizado yo, cortad la masa a la mitad. El
otro trozo de masa lo podéis congelar para utilizarlo en otra ocasión.
Una vez extendida y hechos los bordes, le ponemos todos los ingredientes que
queramos. A mí me encanta el queso y me gusta añadirle de todos los que tenga
por casa (parmesano, manchego, azul, mozzarella...). Un poco de bacon, jamón york, aceitunas, orégano... y al horno durante unos
tres cuartos de hora a 180ºC.
Echadle un ojo de vez en cuando, porque dependiendo de lo fina que la hayáis dejado, puede quemarse antes o no. Y cuando esté doradita y el queso fundido... lista para comer! En poco más de una hora tendréis una pizza casera que dejará encantado a todo el personal ;) más adelante haremos más versiones con otros ingredientes, por si alguna vez os quedáis faltos de ideas. Buen comienzo de semana!
V.
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