¡Pues claro que no todo iba a ser golosear! Hay días en que
a uno le apetece comer cosas sencillas, normales, pero como diría Argui, con
fundamento. Estoy casi segura de que todos tenemos casi siempre en casa unos
calabacines, cebolla, patatas… pues bien, en esos días en que no nos apetezca
mucho pensar podemos marcarnos una crema de
calabacín muy sencillita y muy de toda la vida. El toque personal dependerá del arte y las ganas que tengamos
ese día: yo hoy me he levantado inspirada y le he añadido crujiente de jamón,
quesitos y un chorrito de vino blanco. Pero si no estáis muy allá, podéis dejar
solo la base de verduras, chorrete de nata y unos trocitos de pan frito o huevo
cocido de guarnición. ¡Bien calentitos y alimentados para un día gris como este!
INGREDIENTES ( 4 personas):
Una cebolla
Un puerro
Una patata
Aceite de oliva
100 ml de nata
Quesitos tipo El Caserío (al gusto)
Vino blanco o para cocinar
Pimienta y sal
Agua
Jamón
Empezamos picando todas las verduras. No hace falta que sea
en trozos muy pequeños, ya que luego hay que triturarlo todo. Ponemos a rehogar
con aceite: primero la cebolla, después el puerro y al final la patata y el
calabacín. Este me gusta echarlo con su propia piel ya que, aparte de tener
propiedades buenas, al final le da un toque de color. Sazonamos y dejamos que se rehogue bien pero
sin llegar a quedar muy tostadito, así la crema será más clara.
Añadimos un chorro de vino blanco o de cocina. Yo uso ese
que veis en la fotografía, tipo Pedro Ximénez, que le da unos toques a la
comida muy ricos.
Dejamos un momentito que se evapore el alcohol y a
continuación añadimos agua hasta que se cubra todo para cocer a fuego suave
aproximadamente una hora. (A fuego lento siempre queda más rico, así que si no
tenéis tiempo por la mañana, lo podéis dejar hecho el día anterior y ya cuando
vayáis a comer solo tendréis que calentar la crema).
Cuando estén las verduras ya cocidas lo trituramos todo
con la batidora y le añadimos la nata y los quesitos (los que queramos).
Volvemos a triturar otro poco y dejamos
un ratito más en el fuego para que quede bien homogénea.
Para hacer el crujiente de jamón solo hay que freír en
abundante aceite unos trozos, y tras sacarlos de la sartén, ponerlos sobre
papel absorbente para que adquieran el crujiente que queremos.
¡Ya solo queda emplatar y a comer!
V.
Receta sencilla y apropiada para quienes no tenemos mucho tiempo para cocinar ;)
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