Llevo esta frase por bandera allá donde voy: nada como un tomate frito casero. Punto. Por muy "caseros" que aparenten ser los tomates y las salsas que venden ya hechos, no hay ni punto de comparación con una salsa hecha en casa. Apenas lleva esfuerzo, es facilísima y encima se puede poner en conserva y guardar para recurrir a ella. He aquí mi homenaje a la salsa de tomate casera!
INGREDIENTES:
5 o 6 tomates poco maduros
Media cebolla
2 dientes de ajo
Aceite de oliva virgen
Sal
Una pizca de azúcar
Comenzamos picando la cebolla y los ajos. Cubrimos la base de una sartén con aceite de oliva, sofreímos primero el ajo y luego la cebolla. Una vez pochado añadimos los tomates cortados en trozos. Podéis pelarlos previamente, pero yo he preferido no hacerlo porque luego lo pasaré por la batidora y no se nota nada.
Es el momento de ponerlo a fuego lento y dejar que se vaya haciendo el tomate. Añadimos sal y una pizca de azúcar para quitar la acidez del tomate. Será suficiente con tenerlo una media hora o tres cuartos al fuego. Si vais a usar la salsa para pasta, le quedará muy bien un toque de hierbas como albahaca u orégano.
Por último, pasamos todo por la batidora. Comprobamos la sal y... ya tenéis un maravilloso tomate frito casero! Ideal para pasta, arroz, o para acompañar cualquier cosa, está taaaan bueno que querréis ponérselo a todo, jaja!
V.
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